¿Cómo sé si tengo ansiedad?
No perder de vista el aquí y ahora
Algo muy importante desde la psicología es percatarte de las cosas de tu alrededor. Siempre he creído que mucha gente va mirando a cualquier parte excepto a lo que tiene delante. Hubo una vez que estaba paseando por Valladolid, mi ciudad natal, dónde empecé a darme cuenta de los edificios que me rodeaban, de las luces del paseo Zorrilla a la altura del campo grande. Y aluciné porque en vez de estar pensando en cualquier preocupación o plan que iba a hacer (memoria prospectiva), percibí mi entorno, sólo eso. Las luces de las farolas, las verjas del parque con las hojas y ramas de los árboles que sobresalían, gente paseando y otra gente con prisas. Con esa sensación de estar descubriendo una ciudad nueva seguí dando una vuelta y vi por callejuelas del centro las fachadas de los edificios cada una distinta con un enorme trabajo detrás para que estuvieran allí.
Seguro que has sentido alguna vez esa experiencia, esa sensación en un sitio que habías recorrido muchas veces, pero un día has descubierto algo nuevo. Esto es darte cuenta de tu entorno.
El torbellino de nuestros pensamientos
Nos pasamos gran parte de nuestro día metidos en nuestros pensamientos, en nuestros planes, en nuestras preocupaciones o en lo que vamos a hacer luego. Mucho más ahora con internet y las redes. Esto nos hace perder la perspectiva de nuestro mundo físico, de nuestra realidad cercana. Es muy humano meternos en este mundo interno y pasarnos gran parte del día en él, pero creo que si no controlamos y no somos conscientes de que ese mundo propio está lleno de pensamientos e ideas que no son reales sino construcciones hechas por nosotros donde no hay nadie que nos diga que ese pensamiento es incorrecto o esa idea está mal formulada, es fácil perder la perspectiva de la realidad. Esto nos acaba llevando a una ruta dónde nos importa más lo que va a venir o lo que tenemos que hacer, que nuestro presente o lo que hacemos ahora.
Estamos sumidos en nuestro mundo con nuestra razón imperturbable y eso nos hace cometer errores (“distorsiones cognitivas”). Creo que lo he explicado bien para que se entienda este concepto.
Entendiendo la ansiedad
Para poder darnos cuenta de la diferencia entre lo que es “real” y lo que nosotros hemos construido sin que nadie nos pueda quitar la razón; debemos estar muy atentos y utilizar el “metaconocimiento” y la “metacognición”. Ya dije en otros posts que el metaconocimiento es muy importante porque es una de las partes que nos hace ser humanos.
Nuestra mente es un remolino de estímulos: sensaciones, emociones, recuerdos, colores, olores, temperaturas, equilibrio, etc. Todo nuestro interior y exterior pasa por un proceso en nuestro cerebro. Es cómo ver en tiempo real el tráfico de Madrid, París, Berlín, Londres, Beijing y Nueva York todo entremezclado y sin atascos… Sé que es difícil de imaginar, pero hagamos ese esfuerzo.
Al fin y al cabo, nuestro cerebro ha ido procesando cada uno de los momentos de nuestra vida, guardando puntos importantes para nosotros y conocimientos que creímos que nos servirían en el futuro. Si a todo este tráfico diario y constante le añadimos el poder dar prioridad a unos recuerdos, a unos planes, a unas preocupaciones de nuestro futuro o de las personas que nos importan, sin control sobre ello, nos lleva directos a generar una situación estresante en nuestro mundo interno, sin que realmente haya nada en nuestro alrededor que nos provoque esa sensación. Es como estar metido en ese tráfico entremezclado que decíamos sin pisar el freno, aunque tengamos ese pedal, no lo tocamos. Esto es la ansiedad.
Nos olvidamos de que tenemos un pedal de freno, porque lo usamos poco o porque nunca lo hemos usado. Si es perpetuo nos lleva a tener un estrés descontrolado lo que nos puede afectar a nuestra salud, ya que baja nuestra defensas y si no se reduce el estrés puede llegar a colapsar nuestro organismo por un lado o por otro; como si un submarino bajara a una profundidad para la que no está preparado y como es lógico las partes más débiles del casco se abren.
¿Cómo sé que estoy sintiendo ansiedad?
Por esto es importante primero identificar, darnos cuenta de que tenemos estrés, de que no paramos de sentir ansiedad o la sentimos muchos días durante la semana. Digo esto porque la ansiedad no deja de ser una emoción que es necesaria y adaptativa, ya que nos avisa de que algo malo puede ocurrir; es decir nos anticipa que algo va a ir mal. Sin este mecanismo posiblemente no hubiésemos llegado al presente como especie. Pero cuando esto es algo perpetuo es un problema.
Y es que nuestra mente es tan potente y tiene acceso a tantos procesos mentales (“metacognición”) que nosotros ponemos las prioridades. Para un animal las prioridades están limitadas a las que necesitan para seguir viviendo y las aprenden sin tener que plantearse que las quieren aprender (“de manera implícita”). Para un animal la ansiedad viene dada porque alguna de las necesidades primarias que tiene está en peligro: su alimento, su protección, su sentido de manada (si lo tiene), etc. Pero es algo directo, no se encuentra bien porque le falta el alimento, la guarida… en concreto o nota que lo puede perder.
En el caso de los humanos es diferente, no sólo esto nos genera estrés, sino que asociamos nuestras necesidades primarias y secundarias a cualquier cosa, por ejemplo. “Si no hago bien el informe que me han pedido el jefe se va a cabrear y me va a echar. Si me echan no voy a encontrar otro trabajo y sin trabajo no voy a poder pagar el alquiler y a ver dónde voy a ir porque sin casa y sin trabajo. Seguro que voy a decepcionar a mi familia y me van a dar de lado”. De golpe en tu mente realizar bien o mal un informe te puede quitar todo lo que requieres para mantener tus necesidades cubiertas.
Este hilo de ideas del ejemplo puede ser posible y de este tipo de preocupaciones hay miles que posiblemente a diario muchas personas tengan. Pero esto te va a generar una ansiedad que para lo único que te va a servir es para impedir que realices lo que tienes delante de la mejor manera que puedas. Incluso si llegara el punto en el que te despidieran por ello, perder un puesto de trabajo es duro, pero se puede conseguir otro. En cambio, si tienes este hilo catastrofista de pensamientos a lo único que lleva es a paralizarte, a que dejes de hacer las cosas planificadas, analizando todas las partes importantes de lo que quieres hacer ahora para intentar hacerlo lo mejor posible. Todo a nuestro alrededor tiene la importancia y la prioridad que nosotros le damos, por eso es tan increíble el ser humano, pero si no sabemos controlar esto, ni sabemos siquiera que es posible controlarlo, llevas el acelerador pisado a fondo sin recordar que tienes un freno y que también puedes levantar un poco el pie del acelerador para no ir tan rápido.
¿Tú has sentido esto?
Si te sientes identificado con esta sensación y lo sueles sentir varias veces a la semana, tienes una ansiedad descontrolada. Lo primero de todo en estos casos es que te des cuenta de que lo tienes, identifiques esa sensación, porque por desgracia no nos enseñan a identificar y entender nuestras emociones desde pequeños y puede ser muy difícil si no tienes práctica.
Si al menos ha servido este post para que te des cuenta de ello, ya ha merecido la pena escribir estos párrafos.
Si quieres empezar a trabajar en ti, te puedo ayudar.
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